16 de mayo de 2011

Para la libertad (Miguel Hernández)

Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.

Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.


14 de mayo de 2011

El Profeta (Khalil Gibrán) (vol. 2)

Bueno, esta es la segunda vez que os escribo sobre este libro. En la primera ocasión os conté lo que decía El Profeta sobre el amor; hoy os traigo el capítulo dedicado a la amistad:

Y un joven dijo: "Háblanos de la Amistad". Y él respondió, diciendo:
Vuestro amigo es la respuesta a vuestras necesidades.
Es vuestro campo, que sembráis con amor y cosecháis con gratitud.
Y es vuestra mesa, y el fuego de vuestro hogar.
Porque acudís a él para saciar vuestra hambre y lo buscáis en procura de paz.
Cuando vuestro amigo revela su pensamiento, no teméis el "no" en vuestra propia mente, ni retenéis el "sí".
Y cuando él guarda silencio vuestro corazón no cesa de escuchar su corazón.
Porque en la amistad, todos los pensamientos, todos los deseos, todas las expectativas, nacen sin palabras y son compartidas con callado gozo.
Cuando os separáis de vuestro amigo, lo hacéis sin aflicción.
Porque lo que más amáis en él puede ser más diáfano aún en su ausencia, como para el alpinista la montaña aparece más despejada desde la llanura.
Y dejad que en la amistad no exista otro propósito que el de profundizar el espíritu.
Porque el amor que busca otra cosa que no sea la revelación de su propio misterio, no es amor sino una red tendida y solamente lo inútil es pecado.
Y procurad que lo mejor de vosotros sea para vuestro amigo.
Si debe conocer vuestra bajamar, dejadlo conocer también vuestra pleamar.
Porque ¿qué amigo es aquel que tuvierais que buscar para matar las horas?
Buscadlo con horas para vivir.
Porque es misión suya llenar vuestra necesidad, pero no vuestra vaciedad.
Y que en la dulzura de la amistad haya lugar para la risa y para los placeres compartidos.
Porque en el rocío de las pequeñas cosas el corazón encuentra su mañana y toma su frescura.



Quiero aprovechar esta entrada para darle las gracias a mis amigos. Pero a mis amigos DE VERDAD, no a los que me han traicionado o me han dado la espalda. A los amigos que me han llamado a casa, o me han mandado un correo o, simplemente, a aquellos que nunca me harían daño, que me ayudan a sacar la parte positiva de todo lo malo que me pasa últimamente. A todos aquellos que se lo han ganado. Y desde aquí os prometo que intentaré este verano hacer un tour para ir a visitaros :)

¡Hasta la próxima!

8 de mayo de 2011

El Zahir (Paulo Coelho)

Aquí estoy otra vez con mi querido Paulo. El Zahir fue el primer libro que leí de todos los que tiene... la verdad, a veces no entiendo cómo escribiendo cómo escribe, hay gente que no es capaz de leerlo, porque sé de gente que "no le soporta". Bueno, son opiniones tan respetables como la mía... Vamos a lo nuestro, que es recopilar fragmentos que por una cosa u otra suelen gustar.  Hoy os traigo dos de este libro, aunque creo que tengo algunos más guardados.

1.
-Creo que no va a salir bien.
-Pero tú me amas y yo te amo, ¿no?
-No lo sé. Si me preguntas si me gusta tu compañía, la respuesta es sí. Sin embargo, si quieres saber si puedo vivir sin ti, la respuesta también es sí.

2. [Por eso es tan importante dejar que ciertas cosas se vayan. Soltar. Desprenderse. La gente tiene que entender que nadie está jugando con cartas marcadas, a veces ganamos y a veces perdemos. No esperes que te devuelvan algo, no esperes que reconozcan tu esfuerzo, que descubran tu genio, que entiendan tu amor. Cerrando ciclos. No por orgullo, por incapacidad o por soberbia, sino porque simplemente aquello ya no encaja en tu vida. Cierra la puerta, cambia el disco, limpia la casa, sacude el polvo. Deja de ser quien eras y transfórmate en quien eres.]

Bueno, en fin... supongo que guardaba esto para un momento así...

Espero que os haya gustado :)

3 de mayo de 2011

El Buscador (Jorge Bucay)

Ya os puse una vez una entrada sobre un cuento de Jorge Bucay, Quiero, del libro Cuentos para pensar. El Buscador es otro cuento de ese libro y éste, éste sí que sí, es mi favorito. Puede que de buenas a primeras os parezca una parrafada impresionante, pero es realmente bonito. No puedo decir mucho más, simplemente espero que os guste el mensaje que transmite:

Esta es la historia de un hombre al que yo definiría como buscador.

Un buscador es alguien que busca, no necesariamente que encuentra. Tampoco es alguien que, necesariamente, sabe lo que está buscando, es simplemente alguien para quien su vida es una búsqueda.

Un día, el buscador sintió que debía ir a la ciudad de Kammir. Él había aprendido a hacer caso riguroso a estas sensaciones que venían de un lugar desconocido de sí mismo, así que dejó todo y partió.

Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos divisó, a lo lejos, Kammir. Un poco antes de llegar al pueblo, una colina a la derecha le llamó mucho la atención. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores encantadoras; la rodeaba por completo una especie de valla pequeña de madera lustrada... una portezuela de bronce que lo invitaba a entrar.

De pronto, sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en ese lugar. El buscador traspasó el portal y empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los árboles. Dejó que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de este paraíso multicolor.

Sus ojos eran los de un buscador, y quizás por eso descubrió, sobre una de las piedras, aquella inscripción: Abdul Target, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días. Se sobrecogió un poco al darse cuenta de que esa piedra no era simplemente una piedra, era una lápida. Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en ese lugar.

Mirando a su alrededor el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado también tenía una inscripción, se acercó a leerla, decía: Yamir Kalib, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas; el buscador se sintió terriblemente conmocionado.

Este hermoso lugar era un cementerio y cada piedra, una tumba. Una por una, empezó a leer las piedras. Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo exacto del muero. Pero lo que lo conectó con el espanto, fue comprobar que el que más tiempo había vivido sobrepasaba apenas los 11 años. Embargado por un dolor terrible se sentó y se puso a llorar.
El cuidador del cementerio pasaba por ahí y se acercó. Lo miró por un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar. 

-No, ningún familiar -dijo el buscador- ¿Qué pasa con este pueblo? ¿Qué cosa tan terrible hay en esta ciudad? ¿Porqué tantos niños muertos enterrados en este lugar? ¿Cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta gente, que los ha obligado a construir un cementerio de chicos?

El anciano se sonrió y le dijo: 

-Puede usted serenarse, no hay terrible maldición. Lo que pasa es que tenemos una vieja costumbre, le contaré: Cuando un joven cumple 15 años sus padres le regalan una libreta, como esta que tengo aquí, colgando del cuello. Y es tradición entre nosotros que a partir de allí, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abre la libreta y anota en ella, a la izquierda qué fue lo disfrutado, y a la derecha cuánto tiempo duró el gozo. Conoció a su novia y se enamoró de ella, ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla? ¿Una semana, dos? ¿Tres semanas y media?

Y después... la emoción del primer beso, el placer maravilloso del primer beso, ¿Cuánto duró? ¿El minuto y medio del beso? ¿Dos días? ¿Una semana?... ¿Y el embarazo o el nacimiento del primer hijo? ¿Y el casamiento de los amigos? ¿Y el viaje más deseado? ¿Y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano? ¿Cuánto tiempo duró el disfrutar estas situaciones?

Así vamos anotando cada momento que disfrutamos, cada momento. Cuando alguien se muere, es nuestra costumbre abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado para escribirlo sobre su tumba, porque ese es para nosotros el único y verdadero tiempo vivido.



Os deseo que apuntéis muchas cosas en vuestra libreta del tiempo, que la suma de ese tiempo tenga muchas cifras y que nunca restéis nada porque, entonces, los buenos momentos caerían en el olvido.

¡Un beso!